-Estaba esperando, no sé, algo como nuevo ¿no?
En el escaparate atestado y tedioso sus dichos se apelmazaron como un murmullo más, en un rincón a la espera de ser cubiertos por polvo.
- Mire, es lo que gerencia indica que podemos ofrecer - le indicó arqueando las cejas al tiempo que se frotaba los ojos - igual, tiene resolución aleatoria que siempre es una ventaja.
Ella dibuja una línea en su boca apretando los labios y pestañea. Como ráfaga pasan por su mente lo feliz que sería si hubiera conseguido alguna mejora inicial, por lo menos, o alguna ventaja comparativa quizás.
- Si pero, esto esta usado y muy visto ya - Ella lo mira mientras esboza una sonrisa al preguntarle - ¿algún esfuercito pude hacer?, seguro que si.
El polvo que estaba degustando la queja anterior se relamía a lo que todas luces sería un festín. Diligente y presuroso se hace de lugar en el escaparate para seguir recibiendo su alimento.
- Mire, siempre se puede optar por algo más extravagante… digamos excitante, puede ser - le respondió con su ojos perdido en algún rincón del techo - eso si, mucho peor mucho más frágiles.
- Dejá nomás - Ella manotea lo que hay en el mostrado y le da la espalda - ¡Gracias!
El hombre se toma dos segundos, baja la mirada y suspira al tiempo que asiente con la cabeza. Queda un poco de los aires y el taconeo de la mujer en el recinto, lo suficiente para que él envuelto en tedio diga:
- El que sigue.
Sus pasos eran cortos y frenéticos, movidos de furia, acumulaban distancia sin detenerse en el paisaje. Para ella estaba claro que nadie comprendía su valía mientras su trayecto se perdía en susurros sin destino. La intima convicción turba, acierta… Qué difícil es comprarse una nueva vida.